SOBRE EL PAPEL HIGIÉNICO
Dicen los dirigentes de esta crisis que, sin haber un motivo real de preocupación por tener provisiones, la explicación psicológica del afán por acumular papel higiénico en concreto tiene que ver con el espacio que ocupa en el supermercado. Al ser un producto voluminoso, notamos más su ausencia que de otros, y al notar que falta se nos activa la emergencia de querer y, por tanto, buscamos el modo de comprar a toda costa, y así alimentamos un círculo vicioso en el que conforme más compramos, más falta y vuelta a empezar.
Podríamos hacernos otra lectura. Podemos preguntarnos qué es lo que más echamos de menos estos días. Cada uno probablemente tenga una respuesta muy personal, para unos será el salir a correr, otros el poder tomarse una caña con los amigos, otros el estar con sus familiares que viven lejos, o el visitar a algún mayor, el poder celebrar en la parroquia la fe. O quizás lo que más echemos en falta sea algo banal, al menos para alguna gente: salir de fiesta por la noche, “ponerse hasta arriba” de alcohol u otras sustancias, etc.
Estas son cosas que ocupan más lugar en nuestra vida, las más voluminosas, aunque quizás no las teníamos en cuenta en nuestro estilo de vida siempre rápido. O quizás ahora nos damos cuenta de que tenemos un hueco grande y que aunque tengamos la ansiedad de la ausencia sentimos la oportunidad de crear “algo diferente”. Ahora es un buen momento para anotar, para prepararnos para cuando volvamos a la rutina, para crear cosas nuevas, una nueva rutina. Una rutina que ojalá no sea un volver a los tiempos pasados, sino construir unos desconocidos, distintos… pasados por el filtro de un aislamiento impuesto que no nos va a dejar igual que estábamos.
Que se nos queden huecos grandes en nuestra vida no es malo. Lo malo sería que intentáramos rellenarlos con aquello que no nos satisface plenamente. Tenemos una oportunidad de empezar “casi” de cero, de crecer desde el vacío creado. ¡No la desaprovechemos!
Vuestro párroco.