Para que haya vendedores de humo tiene que haber compradores. Es decir, gente que se deja engatusar, seducir, engañar por mentiras, medias verdades, palabras vacías, o bienes que no aportan nada.
Estos meses, con los medios de comunicación y las redes sociales, me invitan a pensar en cuántas de las realidades de la COVID-19 y demás que nos cuentan y, otras en las que empeñamos esfuerzo, tiempo y anhelos pueden ser en realidad o son mentira o apariencia. Cuántas promesas, discursos, metas que no conducen a ningún sitio. Cuánto tiempo perdido en batallas que no llevan a ningún sitio. Y tú, ¿también les compras humo?