A partir de este Miércoles de Ceniza, creo que tenemos un reto si de verdad queremos alcanzar una “nueva Pascua” y no volver simplemente a lo que hacíamos antes. Puesto que, estoy seguro de que todas las experiencias que estamos teniendo desde marzo del año pasado, nos han hecho aprender, valorar y experimentar muchas cosas nuevas.
Ahora, no somos lo mismo de antes, ya que, a lo largo de estos meses de confinamiento, en nuestro interior han cambiado muchas cosas, y Dios va trabajando sin descanso, ayudándonos a ser mejores.
Ahora se nos plantea el reto de no volver a aquella Cuaresma del 2020 que se interrumpió, o seguir pensando que ya lo sabemos todo y no necesitamos cambiar nada en nuestra vida. Tenemos pues que ser pacientes, recordar, confiar en Dios y, de su mano, ir aprendiendo a habitar esta “nueva Cuaresma” tanto por dentro como por fuera.